Ya sea emergiendo del agua límpida de un jarrón, colgando de un alto balcón o aderezando delicadamente un vistoso platillo, las flores han sido desde siempre motivo de elogio.
Desde el azafrán a la jamaica, del girasol a las rosas, son todas las flores comestibles ideales para regalar un nuevo dejo al paladar, y un curioso cosquilleo a los demás sentidos.
Su utilización en la gastronomía es bastante remota y sería una campaña bastante exhaustiva (sino imposible) colgar a una cultura específica tan plausible aportación culinaria, no obstante, sabemos que las primeras apariciones que tuvieron las flores comestibles dentro de la cocina datan de épocas tan gloriosas como las culturas que entrañan, por nombrar a las más célebres digamos la Mesopotámica, la Egipcia y la Mesoamericana pudiendo resaltar el consumo de la flor de calabaza, herencia de la cultura mexica.
Al momento de escoger una flor comestible, debemos ser cautelosos y tomar en cuenta que su olor está siempre íntimamente ligado con su sabor, así que hay que oler antes de escoger, y tocar también, ya que una flor marchita otorgará a nuestro platillo invariablemente un sabor amargo, por si esto fuera poco, también debemos observar, esto porque, encontrar algún insecto dentro de la flor en cuestión, significará que han sido utilizados pesticidas durante su crecimiento.
Es curioso que las flores más valoradas en cuestiones estéticas y olfativas sean también aquellas bien aceptadas por el estómago, y es que si algo sabemos con certeza es que la naturaleza es sabia y por tanto, he aquí la lista que nos obsequia de sus flores comestibles: El jazmín, el geranio, la rosa, el clavel, el girasol, la violeta, el tulipán y la lila.
Sin olvidar otras menos comunes como la amapola, la albahaca, la capuchina, la boca de dragón, la madreselva, la borraja y pensamiento.
Pues bien, ahora que las conocemos más a fondo, no dudemos en integrar alguna de estas flores a una de nuestras ensaladas, pescados o postres, ya sea para darle un toque visual o un pizca de originalidad al sabor final, juguemos con los sentidos e incluyamos sin tapujos las flores en nuestras comidas.
Y sin más preámbulo les compartimos una lista de las flores comestibles que pueden dar un toque especial a sus platillos:
Jazmín
Una flor blanca, de fuerte aroma y sabor meloso, especial para las infusiones, utilizada en comúnmente como guarnición en platillos de aves y pescados.
Boca de dragón
De varios colores, posee una gama de sabores que pueden cambiar de suave a fuerte según de la especie que se trate, es perfecta para integrar a ensaladas.
Capuchina
Se les puede encontrar en tonos rojizos, con un sabor algo picante, los pétalos son suaves, ideales para ensaladas. Esta flor va excelente con sopas y arroces, guisadas con mantequilla o adornando un plato.
Geranio
Esta flor es ideal para fabricar postres, pasteles y cocteles, igualmente, su sabor depende de la variedad floral, aunque se podría decir que posee notas cítricas y frutales, se les puede diferenciar por sus diversos colores.
Flor de calabaza
Son amarillas, con una textura muy suave y un sabor fresco, incluso dulce, pueden rellenarse con carnes, verduras o mariscos, en la cocina mexicana se ocupa en las clásicas quesadillas o en sopas, puede ocuparse como relleno de croquetas y tortitas rebosadas.
Pensamiento
En colores que se combinan entre blanco, morado y amarillo, con un sabor discreto, entre dulce y agridulce.
Borraja
Azul, con un sabor fresco, similar al del pepino, ideales para emplear sus hojas tiernas en bocadillos. Se puede usar en bebidas y ensaladas. Las hojas más maduras se incluyen perfectamente en sopas.
Amapola
De color rojo, las semillas se emplean para aromatizar postres y pan. Se complementa con ensaladas de frutas, es importante utilizar los pétalos antes de que se formen los capullos para evitar la toxicidad de la flor madura. De ellas se puede obtener aceite para cocinar.